viernes, 11 de noviembre de 2011

Bibliografía de Pruebas Finales

La crisis económica y social en la década del 50 y su agudización hacia la década del 60:
El fin del mito de la “Suiza de América”.

A mediados de los años 50 Uruguay al igual que los demás países de América Latina, entraría en un período de crisis económica, que en los años siguientes lejos de solucionarse se iría agravando, a pesar de los intentos de los gobiernos del periodo para solucionarla. En efecto, la finalización del ciclo de altos precios de las materias primas puso en crisis el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, evidenciando sus fallas. Las consecuencias no demoraron en manifestarse: inflación, aumento de los precios, paralización industrial, aumento del endeudamiento exterior, por no poder adecuar las importaciones a  las reducidas ganancias de las exportaciones.


I.- El inicio de la crisis:
En Uruguay aparecieron los síntomas de la crisis a mediados de  la década de los años 50. Bajaron los precios de los de los productos exportables  mientras subían los de importación. Esto se llama “deterioro en los términos de intercambio”: debíamos pagar cada vez más tonelada de carne  o trigo por el mismo tractor, lo que implicaba una evasión de nuestra riqueza al exterior y una capacidad de compra cada vez menor.
                A la par de los precios bajaron los volúmenes exportados. El estancamiento del agro por un lado, que producía menos  y el proteccionismo extranjero por el otro, explican el fenómeno.  Con respecto a las causas del estancamiento agrícola, este se vincula con la existencia de minifundios y latifundios que no permitían aprovechar al máximo cada hectárea de tierra, introduciendo mejoras. En los minifundios, al tratarse de áreas  muy pequeñas era imposible introducir  la rotación  de cultivos y el uso de la maquinaria era antieconómico. En los latifundios, el factor abundante es la  tierra, por lo que tendió a cultivos de tipo extensivo y a las innovaciones tecnológicas (maquinaria) que sustituía la mano de obra  - contribuyendo así al éxodo rural-. Pero no favoreció un proceso de innovaciones  tecnológicas  que apuntarán a  la rotación de los cultivos por medio de  la roturación, uso de semillas mejoradas, la utilización racional de fertilizantes, plaguicidas, herbicidas, etc, que permitiera aumentar la producción y los rendimientos. Con respecto al proteccionismo, si EE.UU casi regalaba el trigo a Brasil, mediante su ley 480  que le permitía colocar excedentes subsidiándolos, Uruguay perdía su mercado interno para el trigo.
                Al reducirse las divisas que proporcionaba el agro, la industria empezó a disminuir las importaciones imprescindibles para su funcionamiento. Bajó su producción, descendió el empleo, se redujo el salario. En defensa, Luis Batlle Berres fue  a EE.UU  en 1955, a pedir la derogación de sus leyes proteccionistas que nos impedían venderle lana  con trabajo uruguayo incorporado (lavada y peinada: tops): “En nuestro país tenemos casi 200 .000 obreros industriales y en la industria de la lana, tejidos y tops tendremos unas 20 mil personas. Si nosotros nos pusiéramos a vender lana sucia, lana virgen, tendríamos que cerrar todas esas industrias”. El Gobierno estadounidense resolvió  defender el trabajo de sus obreros textiles y  de sus agricultores, y no eliminó las barreras proteccionistas contra los tops uruguayos  ni derogó la ley 480. Pero continuó presionando para que los países latinoamericanos liberaran sus economías. Las consecuencias fueron, también  para Uruguay, disminución de inversiones en la industria, cierre de fábricas, aumento de la desocupación, bajo salario.
Entonces si a los saldos desfavorables de la balanza comercial y la paralización del crecimiento industrial, se le agregaban los déficit presupuéstales del Estado (que absorbía mano de obra desocupada para neutralizar un foco de conflicto social y  por clientelismo político), el resultado tenía que ser un proceso inflacionario.
Los ganaderos vieron reducidos sus ingresos porque produjeron y exportaron menos y porque descendieron los precios internacionales de sus productos.
Entonces pidieron al gobierno que devaluara el peso (en relación al dólar) para recibir más pesos por dólar exportado. Y para presionarlo, retuvieron la zafra lanera (no la vendieron), o mandaron ganados a Brasil, dónde se los pagaban mejor que en el abasto montevideano (pero entonces faltó carne en las mesas de la ciudad). En efecto, el Gobierno recurrió a las vedas de ganado –prohibición de vender carne vacuna durante días o semanas-,  con el objetivo de aumentar la cantidad de carne exportable.
Si se devaluaba, la suba en pesos del dólar perjudicaba a la Industria, que tenía que pagar más caro el combustible, la maquinaria, la materia prima (importados). Si el crecimiento industrial se estaba deteniendo (por las barreras proteccionistas externas, por el reducido mercado interno), el empresario no estaba dispuesto a absorber  esa otra suba de precios por devaluación que disminuyera aún más su ganancia. Buscó trasladar el impacto hacia los salarios obreros: o despedía o no los aumentaba.
        A su vez los obreros no quisieron aceptar el peso de la devaluación, ni la suba de precios de los artículos de primera necesidad ni en la congelación de los salarios, ni en la desocupación. El movimiento sindical comenzó a organizarse, uniéndose y se hizo más combativo. En el segundo quinquenio del 50 cayó el salario real, aumentaron así las huelgas y los conflictos gremiales y se comenzó a perder el clima de tranquilidad social que caracterizó al “como el Uruguay no hay” (...).
Tomado  de Nahum, Benjamín, Manual de Historia del Uruguay. Tomo I, Mdeo, Ed. Banda Oriental, 2002


II.- El agravamiento de la crisis hacia la década del 60.
                Hacia la década del 60 la crisis económica, lejos de solucionarse continúo agravándose. En abril de 1959 se desencadenaron las peores inundaciones que se recuerden en el país. Hubo graves pérdidas (de  casas, sembrados, ganados), evacuación de miles de personas de sus viviendas, restricción de la energía eléctrica y trastornos en la vida diaria y en la economía. Las cifras del stock vacuno nacional eran desalentadoras: Los 8,8 millones de cabezas de 1961 habían bajado hectárea 8,2 en 1966. Ello estaba vinculado con la baja productividad de la tierra  por hectárea que a  su vez derivaba del latifundio ganadero, del minifundio agrícola, del mal manejo de los suelos  y el uso escaso de fertilizantes.
                Hacia 1963 las industrias funcionaban a la mitad de la capacidad instalada, con la consiguiente disminución del empleo y del consumo interno que debía abastecer.
                El período que se inaugura en 1965 estuvo caracterizado por la inflación (aumento continuo y generalizado de precios de los productos), la especulación financiera y el endeudamiento externo.  En setiembre de 1960, como consecuencia de la crisis que vivía el país el Gobierno firma la primera carta intención con el FMI, es decir el primer préstamo con dicho organismo de financiación internacional por 60 millones de dólares. En 1961 pidió el segundo préstamo y 1963 el tercero.
                Los índices de la época señalan el aumento constante de los precios de los bienes de consumo y de las tarifas de los servicios. Los salarios de los trabajadores no compensaron este aumento del costo de vida, lo cual trajo como resultado el empobrecimiento generalizado de la población.
A la inflación y la especulación financiera se le sumó en abril de 1965 la crisis bancaria que, además de sacar a la luz irregularidades y episodios de corrupción política, sembró una fuerte desconfianza tanto en los ahorristas como en los acreedores extranjeros. En los ahorristas, porque varios bancos quebraron –ejemplo el banco trasatlántico- , porque la sociedad sintió que el país había permitido que se estafara a quienes tenían su dinero depositado en los bancos que quebraron. Desde el punto de vista internacional, Uruguay perdió prestigio como país buen pagador, debido que se atrasó en el pago de la deuda externa.
A partir de ese momento se profundizó la adopción de políticas económicas postuladas por el FMI (...) Para mediados de la década de 1960 la deuda externa había crecido considerablemente y su refinanciación quedaba condicionada al compromiso del gobierno uruguayo de adoptar las políticas recomendadas por el FMI, cuyas principales exigencias eran la liberalización del comercio exterior y la estabilidad de la moneda (...) La crisis bancaria empeoró la situación (...)
                Los Gobiernos blancos y colorados se mantuvieron intransigentes ante la mayoría de los reclamos de los trabajadores. Para contener la presión gremial se implantaron en varias ocasiones “medidas prontas de seguridad” (abril y octubre de 1965 y octubre de 1967), que significaban una restricción de los derechos individuales previstos constitucionalmente. Se prohíben los derechos de reunión y asociación, libre comunicación de pensamiento, libertad de trabajo y contratación.
                 Esta forma de proceder fue acompañada de varios intentos por reglamentar la acción sindical que en los hechos suponía privar a los trabajadores de derechos históricamente adquiridos. Ejemplifican esta tendencia la reglamentación del derecho de reunión (abril de 1965), la autorización del decreto que autorizaba el desalojo de las fábricas y comercios por la fuerza pública en caso de que así lo requiriesen los propietarios (octubre de 1966) o la institución de tribunales de arbitraje para solucionar conflictos laborales.”
Texto elaborado a partir  de AA.VV”Capítulo 5. Liberalización económica, Dictadura y resistencia,1965-1985, en Historia del Uruguay en el siglo XX, Ed. Banda Oriental, Mdeo, 2007
El medio rural continuó su paulatino vaciamiento. El campo uruguayo perdió constantemente población.  El éxodo rural fue la respuesta social a la falta de trabajo en el campo. El desplazamiento se orientó en la mayor parte de los casos de las áreas predominantemente ganaderas a los centros urbanos del interior y de allí a Montevideo (…).
Otro de los aspectos a resaltar fue, el predominio de la inmigración familiar frente a la individual. Estos migrantes rurales ingresaron a los niveles más bajos de la escala ocupacional y fueron los más afectados por el desempleo y los que representaron el nivel remunerativo más bajo.  
En Montevideo los cantegriles –ranchos de lata sin saneamiento, ni electricidad construidos en zonas suburbanas de la ciudad – se multiplicaron y las centenarias viviendas declaradas en estado “ruinoso” ubicadas en la Ciudad Vieja o en cualquier otro punto de la ciudad sirvieron de refugio a los sin techo que, obligados a desocuparlos, preocupaban otras iniciando un largo camino de constantes desalojos.
Tomado de: Nahum, Frega, Maronna, Trochón, “Historia Uruguaya. El fin del Uruguay Liberal, 1959-1973”
Una expresión nueva fue haciéndose familiar en el léxico de los uruguayos: “los infantos juveniles”. Muchos hijos de familias depauperadas (sin trabajo)  al no encontrar ubicación en la sociedad y carecer de ciertos valores se volcaban, al llegar la adolescencia hacia comportamientos delictivos. Ya en la parte final de la década anterior algunos menores delincuentes habían alarmado a la población. Al profundizarse la crisis, su número aumentó.
Tomado de: Maiztegui Casas, Lincoln, Orientales. Una historia política del Uruguay. 3. De 1938 a 1971.


III.- Respuestas sociales a la crisis y perdida de convivencia democrática.

a.- Protestas de los trabajadores:
El deterioro constante de la situación económica provocó una intensa movilización sindical que contribuyó decisivamente a la culminación del proceso  unitario que había comenzado en años anteriores. Es prácticamente imposible señalar la cantidad  de huelgas y manifestaciones que se produjeron en el período. Algunas de las principales fueron: la huelga de funcionarios de UTE  de febrero de 1963, que causó cortes de energía y tajo como consecuencia el auge de la delincuencia; iniciada en los últimos años de la década anterior, determinó la adopción de Medidas Prontas de Seguridad. En marzo de 1963 hubo una huelga de funcionarios públicos que reclamaban el pago de salarios atrasados. En enero de 1965 huelgas de las empresas Manzanares, en Frigorífico Canelones y la Textil lanasur. La “huelga patriótica” de los empleados bancarios como consecuencia de la crisis financiera de 1965, fue acompañada De una serie de paros en los servicios públicos que determinaron una vez más la adopción de Medidas Prontas de Seguridad el 7 de octubre. Y el más importante de los conflictos  el que estalló en el Cerro el 7 de octubre de 1966. Unos 2000 trabajadores que ocupaban una planta del Frigorífico Nacional resolvieron hacer un acto en reclamo de los salarios impagos. Éste se desarrolló sin mayores inconvenientes, pero cuando hubo finalizado el mismo, algunos huelguistas realizaron una sentada sobre el puente del arroyo el pantanoso y cortaron el tráfico. Los ómnibus no podían pasar, los pasajeros se bajaban y   los vehículos eran atravesados en la calle como  barricadas. Legó la Policía e intentó dialogar con los responsables, pero se la recibió con pedradas. Se hizo presente entonces la Guardia Metropolitana, al frente de la cual estaba el Coronel Alberto Balestrino; éste dio un ultimátum: tres minutos para despejar la calle o se emplearía la fuerza. La orden no se acató, los trabajadores fueron agredidos con gases y cargas de caballería y hubo desbandada general: quedó una persona  herida de bala.  Pero los incidentes continuaron: en la esquina Carlos María Ramírez y Grecia los huelguistas volvieron a interrumpir el tráfico, gritando consignas contra la Policía y contra el Gobierno. Volvió a cargar la Policía  y numerosos trabajadores fueron detenidos.
Tomado de Maiztegui Casas, L, en orientales. Una Historia Política del Uruguay. 3. de  1938 a 1971, Mdeo, Ed. Planeta, 2008
Hasta 1968 el Gobierno había confiado a la policía la represión de las huelgas, que desde 1965 había modernizado su equipamiento y entrenado a partes de sus integrantes. En adelante las Fuerzas Armadas también aceleraron el proceso de aceleramiento de preparación iniciado a mediados de la década del 60; a través de cursos de entrenamiento en el país y en las principales escuelas estadounidenses, prestación de asistencia técnica y suministro de tecnología represiva.
AA.VV”Capítulo 5. Liberalización económica, Dictadura y resistencia,1965-1985, en Historia del Uruguay en el siglo XX, Ed. Banda Oriental, Mdeo, 2007

2.- LA PROTESTA ESTUDIANTIL:
“La agremiación del estudiantado universitario tiene una larga tradición en el país que se remonta a varios años antes de la formación de la federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) ocurrida en 1929. Lentamente se fueron afirmando algunos rasgos distintivos del movimiento estudiantil universitario. Entre ellos el de una Universidad “volcada al pueblo” en oposición a la enseñanza elitista; el predominio de tendencias de izquierda; su solidaridad con el Movimiento Sindical; su profunda concepción antiimperialista.
En el correr de los años 60 la movilización estudiantil se fue intensificando. Si bien no se trataba de un fenómeno exclusivo de Uruguay (en el plano internacional  pueden mencionarse “el mayo francés de 1968” o la protesta de los estudiantes norteamericanos contra la Guerra en Vietnam), la mayor conflictividad obedecía a la coyuntura crítica que vivía el país. El deterioro del nivel de vida de las clases medias y de los sectores populares, agudizado en el período, dificultaba la permanencia en el sistema educativo de los jóvenes  de esos sectores. Esto generaba reacciones de esos grupos, quienes a su vez recién se habían integrado de forma masiva a la enseñanza media, y en menor proporción, a la Universidad. Junto a ello el aumento del alumnado había creado nuevas necesidades que exigían más recursos para la enseñanza pública en momentos en que la política gubernamental tendía a disminuir la porción de la educación en  los Presupuestos de los Gastos del Estado(por ejemplo construcción de salones, nuevos edificios, compra de materiales de estudio, etc). En ese marco se produjeron las movilizaciones del año 1968, iniciadas por la rebaja del boleto estudiantil y por el envió de partidas presupuestales a la Universidad.
El enfrentamiento entre el poder nacional y el universitario, así como la creciente injerencia del poder Ejecutivo en los organismos rectores de la enseñanza media, también generaron respuestas del movimiento Estudiantil. El Gobierno ordenó los allanamientos de los locales universitario bajo pretexto de posible vinculación con las actividades subversivas.
La represión policial y luego el ejército dejó como saldo a varios estudiantes muertos y heridos.
Tomado de Nahum, Benjamín, “Capitulo 8. La evolución social 1959 – 1973”, en Manual de Historia del Uruguay, Banda Oriental, Mdeo,  2002,

“Quienes participaron de estas manifestaciones estrenaron prácticas desconocidas hasta entonces en los gremios de estudiantes: las manifestaciones relámpago, una modalidad de concentración breve (no más de 10 minutos), con inmediata formación de barricadas y quema de neumáticos en espera del enfrentamiento con la policía; el uso del cóctel Molotov; las pedreas frecuentes contra lo que los manifestantes defendían como “objetivos políticos”: firmas industriales, empresas norteamericanas, Diarios, sedes de organismos estatales; las ocupaciones masivas y simultáneas de decenas de liceos, facultades y locales de UTU. La represión policial y el dolor y la perplejidad ciudadanas fueron marcando límites  a la experiencia, de resultados en gran mediad luctuosos: el 14 de agosto de 1968 fue muerto por la policía, en plena manifestación callejera, el estudiante comunista Liber Arce; meses después morían también   baleados Susana Pintos y Hugo De los Santos. En 1971 y 1972 fueron también asesinados los estudiantes Heber Nieto, Julio Spósito y Joaquín Klüver.
Tomado de Caetano, Gerardo, Rilla, José, “VI  Quiebra del modelo (1955-1973) ”,en Historia de la Dictadura




3.- El Surgimiento de la Guerilla MLN- T
Desde 1962 existía en la izquierda un organismo que coordinaba a varios grupos de acción directa vinculados o derivados de organizaciones legales, fundándose como Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros  hacia 1965. En esta primera etapa, las acciones se orientaron al aprovisionamiento de armas y dinero, siendo una de las primeras el asalto al Club de Tiro Suizo de Nueva Helvecia en julio de 1963.
Este movimiento clandestino  inspirado en la Revolución Cubana, defendía a lucha armada como la principal forma de lograr un cambio social importante en el país. Basaban su opción por las armas en el agotamiento y la ineficacia de los partidos políticos para solucionar la crisis económica. En los documentos tupamaros se indicaba como objetivos, el socialismo, la solidaridad latinoamericana, el anti-imperialismo y la revolución armada como medio de llegar a ellos.
Esta prédica tuvo aceptación en hombres y mujeres, jóvenes de las clases medias, que aportaron conocimientos profesionales y técnicos al movimiento, cuyo desarrollo se aseguraba en la parte material por asaltos a bancos e instituciones financieras en procura de dinero.
En una primera etapa por parte de la población, sorprendida por acciones inéditas en el país, no vio mal que, aún por esos medios, se descubrieran negociados y delitos económicos de casas bancarias y otros organismos aparentemente respetables.
Pero cuando los inevitables enfrentamientos con la policía subieron de punto en cuanto a la violencia y se registraron las primeras víctimas en ellos, se fue produciendo un retraimiento de la población que culminó en el aislamiento del movimiento tupamaro.
Tomado de Nahum, Benjamín, “Capitulo 8. La evolución social 1959 – 1973”, en Manual de Historia del Uruguay, Banda Oriental, Mdeo,  2002, 

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